Dentro de los tipos de acuicultura, se encuentra la miticultura, el cultivo de mejillones de forma controlada y cuyo nombre proviene de la denominación científica de este espécimen Mytilus omitílidoy. En nuestro país, esta actividad se concentra en la Provincia de Tierra del Fuego, más precisamente en Puerto Almanza a orillas del Canal de Beagle. Con pocos años de historia, el proyecto que comenzó en 1996 gracias a la asistencia financiera de la Unión Europea, rápidamente se ha convertido en un producto con Sello de Calidad Certificada Tierra del Fuego-Fin del Mundo.
Puerto Almanza es un pequeño poblado de pescadores ubicado a menos de 100 kilómetros de la ciudad de Ushuaia; nombre que proviene de un aserradero que funcionó durante las décadas del 40 y 50. Los primeros asentamientos civiles corresponden a 1990 y fue recién en 2001 que un grupo de pescadores artesanales se estableció de manera permanente en el lugar, viviendo en la actualidad aproximadamente 50 personas.
Mientras que la actividad principal se centra en las centollas, los emprendimientos dedicados a la cría de mejillones, cholgas, erizos y truchas han crecido exponencialmente en los últimos años en parte gracias a que las condiciones climáticas permiten que los mejillones crezcan incluso en invierno.
Hace unos años, las familias que habitan este pueblo conformaron el grupo Cambio Rural quienes junto a la Agencia de Extensión del INTA en Ushuaia, impulsaron el desarrollo de La Ruta de la Centolla, un corredor turístico para dar a conocer el trabajo de los pescadores de la zona. El mismo se trata de un trecho de 15 kilómetros que incluye además plantaciones de frutas finas y hortalizas que crecen curiosamente al sur del Canal de Beagle. Este recorrido está pensado, sobre todo, para turismo estival y aquellos que quieran conocer el núcleo urbano más austral de la Argentina junto con sus productos y cocinas locales.
La pesca de centolla se realiza de manera artesanal en embarcaciones pequeñas de hasta 12 metros de eslora. Los arcos de pesca son jaulas dentro de las cuales se colocan los cebos de carnada. En los meses más cálidos, la actividad comienza alrededor de las 4 de la mañana porque es cuando menos viento hay. Para evitar la sobreexplotación, la centolla es un recurso natural que se protege. De hecho se impulsó un proyecto para criar larvas de centolla en laboratorios y reintroducirlas en el canal para potenciar la capacidad reproductiva de una especie que viene decayendo.