Agenda Gastronómica

Semana del Huevo

Como todos los años, la Cámara de Productores Avícolas de la República Argentina (CAPIA) organiza del 10 al 14 de octubre la Semana Mundial del Huevo con el objetivo de revalorizar este alimento y promover su consumo.

De acuerdo a estadísticas del organismo, en la actualidad los argentinos consumen 300 huevos anuales per capital ocupando el quinto puesto a nivel mundial (detrás de México, Japón, Colombia y China). Esta industria nacional está compuesta por 48 millones de aves ponedoras las cuales se estima que estarán produciendo un total de 14.500.000 unidades de huevos. Argentina cuenta con más de 1000 granjas avícolas especializadas de las cuales la mayoría se encuentran en Buenos Aires (41%), seguido de Entre Ríos (25%), Córdoba (8%), Mendoza (6%) y Salta (5%).

Beneficios nutricionales

El valor nutricional del huevo es innegable y es considerada una fuente de proteína de excelente calidad.

Los huevos son uno de los alimentos más nutritivos del planeta: un solo huevo aporta seis gramos de proteína y 14 nutrientes esenciales entre los que se incluye las vitaminas A, B, D y E, además de ser fuente de calcio, selenio y yodo.

Son buenos para el cerebro: contienen colina, un nutriente poco conocido que juega un papel fundamental en la construcción de membranas celulares.

Son buenos para el corazón: diversos estudios han concluido que comer huevos puede reducir el riesgo de enfermedades cardíacas en personas sanas. A pesar de contener colesterol, los huevos contienen un alto nivel de colesterol bueno (HDL).

Ayudan a la vista: la deficiencia de vitamina A es una de las principales causas de ceguera en todo el mundo y los huevos son una gran fuente de dicho nutriente. Además, la yema también contiene altas dosis de antioxidantes que pueden contrarrestar algunos procesos degenerativos que afectan a nuestra visión.

Cómo saber si un huevo es fresco

Aunque pierden frescura rápidamente, pueden consumirse hasta 28 días después de su puesta. La yema y la clara deben ser consistentes y la cáscara debe estar intacta y limpia. Sin embargo, la prueba que nunca falla es la del vaso de agua. El huevo está fresco si al sumergirlo en agua con un 10% de sal disuelta permanece en el fondo del recipiente. Si flota hay que descartarlo.

Los huevos viejos, además de cambiar de densidad (como consecuencia del aumento del espacio de la cámara de aire que hay entre la membrana interna y la externa), modifican su cáscara que es más lisa y brillosa.

Una vez abierto, no debe presentar ningún olor particular y la clara debe ser translúcida y gelatinosa. A medida que el huevo pierde frescura, la yema pierde consistencia y se va desparramando.

¿El huevo sube el colesterol?

En 1973, la Asociación Americana del Corazón recomendó limitar su ingesta semanal a tres unidades por su alto contenido en colesterol; sin embargo, múltiples estudios posteriores han desmentido esta idea.