Aunque la granada es una fruta típica del otoño, una recorrida por las verdulerías nos demuestra que, a veces, la naturaleza se nos adelanta un poco.
Originaria de Persia, fueron los fenicios (a los que se llamaba púnicos) quienes llevaron esta delicia por los países del Mediterráneo; es de allí que el árbol del granado sea conocido como “Punica granatum”.
Con una textura externa rugosa, su interior guarda una parte carnosa compuesta de pequeñas semillas comestibles rojizas. Gracias a su piel, puede ser conservada bastante tiempo al aire libre y si no son consumidas rápidamente pueden refrigerarse hasta por un mes. Otra opción para disfrutarlas fuera de temporada es congelar sus pepitas.
En nuestro país fueron los inmigrantes españoles quienes llegaron al Nuevo Continente con un plantín bajo el brazo. Las provincias de Salta, San Juan y Córdoba son las provincias con el clima ideal para su cultivo que requiere de clima seco, suelos arenosos y abundante agua de riego. Mientras que la floración se da entre septiembre y octubre, su cosecha se realiza entre febrero y marzo.
Mientras que el principal productor de la región es Perú con 35.000 toneladas anuales, Argentina genera entre 4000 y 5000 toneladas las cuales se distribuyen entre el mercado interno y la exportación.
A la hora de desgranar una granada, a diferencia de lo que puede llegar a pensarse, se recomienda no vaciarla con una cuchara, tenedor o cuchillo, de esta manera lo único que se consigue es romper muchos granos y quitarlos con una membrana blanca que luego habrá que sacar.
Tan solo se debe partir la granada por la mitad de forma transversal y golpear su cáscara con una cucharada para que los granos vayan cayendo. Otra forma, es cortándola en gajos y doblándolos hacia afuera para que los granos se vayan soltando por sí mismos.
Por su alto contenido de antioxidantes, la granada es una fuente natural para combatir el envejecimiento celular y oxigenar los tejidos. Antocianinas, polifenoles y taninos, reducen el colesterol malo protegiendo nuestro corazón y mejorando la circulación sanguínea. Su aporte de potasio ayuda a limpiar los riñones y su bajo índice glucémico la convierte en una fruta ideal para los diabéticos.
Ensalada de calabaza, remolacha y granada
Ingredientes para 4 personas: calabaza ½ unidad, remolacha cocida 1 unidad, granada ½ unidad, Mix de verdes 200 gramos, maní un puñado, cilantro molido o comino, limón 1 unidad, aceite de oliva + extra para cocinar 30 ml, vinagre de manzana 15 ml, miel 5 ml, perejil fresco o cilantro.
Preparación: precalentar el horno a 180°C. Forrar una bandeja con papel aluminio y pintarla con aceite. Pelar la calabaza y cortarlas en piezas un poco más grandes que un bocado (pierde volumen en el horno). Condimentar, rociar con oliva y llevar al horno hasta que esté cocida.
Preparar la ensalada con el miz de verdes, calabazas, remolacha cocina y los granos de granada junto a maní picado groseramente.
Armar una vinagreta sencilla con aceite, jugo de medio limón, el vinagre y la miel. Terminar de condimentar con perejil o cilantro picado y la ralladura del limón restante.