El 21 de mayo fue la fecha elegida en el 2019 por la Asamblea General de las Naciones Unidas para celebrar el Día Internacional del Té; sin embargo grandes países productores como China, Sri Lanka, India o Kenia comenzaron a celebrarlo en 2005.
El objetivo principal de este festejo es apoyar a los pequeños agricultores que son los encargados de producir el 60% del té que se toma en el mundo, además de alentar el consumo de una de las bebidas más consumidas del mundo.
Si bien no hay una fecha exacta a partir de la cual se creó el té cuenta la leyenda que en el año 2737 a.C. el emperador Shen Nung se encontraba bajo un árbol calentando agua hervida por motivos de salud. Justo en ese momento sopló el viento y unas cuantas hojas cayeron dentro del agua. El emperador quedó fascinado por ver cómo las hojas teñían el líquido, pero lo que más le gustó fue el sabor y el aroma que estas pequeñas hojas aportaron a su bebida.
En la actualidad, los científicos están comenzando a analizar cómo el té podría afectar la cognición y el estado de ánimo. Específicamente las investigaciones buscan demostrar si sus efectos relajantes son un resultado biológico directo de los compuestos del té o si provienen del contexto en el que se consume la bebida, es decir por el ritual que conlleva su preparación. Tal vez la respuesta se encuentre en ambas explicaciones.
Mientras que el té verde y el negro provienen de la misma planta, Camellia sinensis, el primero es procesado de manera diferente dando como resultado niveles más altos de algunos compuestos que los científicos creen que tienen efectos positivos en nuestra salud mental.
La misma planta, diferentes resultados
Aunque todas las variedades de té provienen de la misma planta, se diferencian entre sí por la forma de las hojas, el color de las hebras, el aroma, el cuerpo y la astringencia en boca. La mayoría de estas diferencias las encontramos en los procesos que se les aplican a las hojas del té en la fábrica.
Como el té blanco es el menos procesado de todos, es probablemente el más delicado entre todos los tipos de té. Por otro lado, el negro se encuentra completamente oxidado mientras que el azul lo es parcialmente y el verde no se lo somete a dicho proceso. Por último el té rojo sufre un proceso de fermentación que le otorga cualidades únicas.
El té en Argentina
De acuerdo a estadísticas provenientes del Ministerio de Agricultura de la Nación, en nuestro país se encuentra la región productora de té más austral del mundo.
La mayoría de la población del mercado doméstico consume té negro en saquitos y son solo nichos de mercado que consumen blends de té y en hebras.
De la superficie total dedicada a su cultivo (no supera las 40.000 hectáreas), el 95% de la misma corresponde a Misiones mientras que el 5% restante a Corrientes. Se estima que la producción primaria genera 18.000 empleos directos y 24.000 empleos indirectos; mientras que en la etapa de industrialización 3.500 son empleos directos y 5.700 indirectos.