Hace unas semanas la UNESCO reconocía al tereré como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, primer reconocimiento que obtiene Paraguay en la materia.
Los orígenes de esta tradicional bebida se remontan a la cultura indígena guaraní. De acuerdo al libro mítico de los mbyá, el dios Ñanderu creó el mundo y después se sentó a tomar jugo de yerba mate (‘ka’ary). El tereré tiene sus raíces en las culturas precolombinas y su tradición, comunicada de padres a hijos a través de la palabra.
Sin embargo, hay quienes sostienen que nació con los mensú esclavos, personas que trabajaban en el campo especialmente en los yerbales en Paraguay, en la primera mitad del siglo XX; mientras que otros dicen que fue en la Guerra del Chaco, conflicto armado entre Paraguay y Bolivia (1932-1935) cuando nació esta bebida.
Muchos consideran al tereré como el padre del mate, ya que para ese entonces no había termo para transportar el agua caliente y los guaraníes aprovechaban, de esta manera, el agua y la yerba que tenían en abundancia.
El nombre “tererè” es onomatopéyico y se relaciona con los últimos sorbos que uno realiza al succionar la bebida.
El ingrediente fundamental para realizar esta bebida es la yerba mate (ilex paraguaiensis), la cual es colocada en un vaso denominado guampa (hecho con un cuerno de vaca), aunque también se puede utilizar un recipiente de metal, de vidrio e incluso de plástico.
Al mismo se le coloca una bombilla en el medio y se le vierte agua con abundante hielo, la cual ha sido mezclada con anterioridad con plantas silvestres y raíces medicinales refrescantes (pohã: remedio, ro’ysã: refrescante, en idioma guaraní) machadas en un mortero de madera. Luego se lo toma como si fuera un mate tradicional.
En Paraguay, la poha ñana, también conocida como “remedio yuyo”, se consigue en la calle, en los almacenes de barrio e incluso por medio de “yuyeras”, mujeres que van ofreciéndola casa por casa.
Generalmente los remedios más utilizados para el tereré son el kokũ (protector hepático), menta’i (para los nervios), burrito (para una buena digestión), perdudilla blanca (refrescante estomacal), cedrón (digestivo), parapara’i (diurético, expulsa piedras de los riñones.
En la actualidad su consumo está arraigado también en Brasil y en Argentina, incluso generando conflictos con el primero en relación a sus orígenes. En Paraguay la bebida es considerada como Patrimonio Cultural y Bebida Nacional y fue a través del Gobierno Nacional de dicho país que se gestionó su reconocimiento internacional.