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La complejidad de las etiquetas y cómo leerlas

En un contexto donde la Ley de Etiquetado Frontal y argumentos en relación a saber realmente qué estamos comiendo, está en boca de todos, queda en evidencia, en realidad, la escasa información que tenemos a la hora de leer las etiquetas de los alimentos.

Muchas veces es la colorimetría o gráfica, lo que nos lleva a comprar determinados alimentos; en otros casos puede ser el precio del mismo, pero nunca parecería ser que el factor decisivo sea la información nutricional en ellos.

Con la media sanción en el Senado, La Ley de Etiquetado Frontal busca advertir a los consumidores sobre los excesos de componentes como azúcares, sodio, grasas totales, grasas saturadas y calorías, a partir de información clara. Uno de los objetivos fundamentales es promover la prevención de la malnutrición en la población y la reducción de enfermedades crónicas no transmisibles.

Los nutrientes críticos son: azúcares, sodio, grasas saturadas y grasas totales. Es por ello que se habla de cinco octógonos en la parte frontal de los alimentos que estén acompañados por la leyenda “exceso en azúcares”, “exceso en sodio”, “exceso en grasas saturadas”, “exceso en grasas totales”, “exceso en calorías”.

Los alimentos exceptuados de tener este sello serían el azúcar común, los aceites vegetales y frutos secos.

Aquellos productos que tengan octógonos a su vez no podrán incluir información nutricional complementaria, la inclusión de patrocinio o avales de sociedades científicas o asociaciones civiles; así como tampoco personajes infantiles, animaciones, dibujos animados, famosos, deportistas o mascotas, etc.

Además deben incluir dos frases de advertencia ante la presencia de:

  • edulcorantes, “no recomendable en niños”
  • cafeína “evitar en niños”

Cabe destacar que la malnutrición es un fenómeno social que no distingue entre clases sociales. Los números indican que el 30% de los niños en edad escolar tiene sobre peso y el 6% obesidad. El 50% consume dos o más bebidas azucaradas por día y sólo un 17,6% consume las cinco porciones diarias recomendadas de frutas y verduras.

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) esta pandemia es uno de los principales problemas de salud pública en el siglo XXI. De hecho, la obesidad infantil se ha casi triplicado en los últimos 30 años.

Datos a tener en cuenta:

  • La educación alimentaria se fija durante los primeros 6 años de vida del individuo y esto es muy determinante de su futura conducta alimentaria.
  • Si uno de los progenitores tiene sobrepeso, los hijos tienen un 50 por ciento de probabilidad de padecerlo, y si los dos padres tiene sobrepeso la probabilidad asciende a un 90 por ciento.
  • Muchos individuos no son conscientes del sobrepeso que poseen y dicen de sí mismos “solo tengo un poco de panza”, pero la panza suele ser un síntoma claro de esta patología.
  • En cuanto a la actividad física necesaria, está demostrado que para garantizar un complemento saludable se debe realizar todos los días por lo menos media hora de actividad.
  • Comer variado usando todos los grupos alimentarios, comer todos los días frutas y verduras y realizar las cuatro comidas, son las claves mínimas para armar una dieta equilibrada.