Los últimos números oficiales señalan que la suma anualizada de las carnes de vaca, pollo y cerdo, se ha colocado apenas por arriba de los 100 kilos por habitante y por año; siendo un 10% menos respecto de los 110 kilos en que había cerrado el año pasado.
En el tercer mes de cuarentena, los argentinos consumieron en promedio el equivalente a 45,4 kilos de carne vacuna, 41,1 kilos de carne aviar y 14,9 kilos de carne porcina.
A fines del 2019, el consumo cárnico era considerado por los analistas como adecuado, incluso alcanzando niveles similares al de los países más desarrollados.
Según las carnicerías relevadas por el estudio, 1 de cada 3 manifestó vender menos carne que al comienzo de la cuarentena.
Este fenómeno se vio acrecentado, a su vez, por la finalización del efecto freezer con el que había comenzado la pandemia en nuestro país, cuando determinados sectores decidieron acumular carne como estrategia frente a la inflación.
El sector avícola parecería ser el “menos daminificado” ya que, comparando los cinco primeros meses del año con el 2019, se observa que el consumo aumentó el 1,7%. La producción creció un 2,9%, las cuales fueron absorbidas por las exportaciones que crecieron casi en un 8%:
En el mismo lapso de tiempo, la producción porcina se redujo un 2,6% pero el consumo llegó a bajar en un 7,2%; números que también fueron canalizados por un aumento de las exportaciones que alcanzaron números de hasta el 40%.
A pesar de los vaivenes del sector cárnico, es la carne vacuna la que sigue siendo más consumida por los argentinos: sin embargo, el mismo se redujo en lo que va del año en un 3,5%, mientras que la producción aumentó un 2,5%. Los sobrantes de media res permitieron que las exportaciones sumaran unas 50 mil toneladas más que en relación al período anterior, con un crecimiento del 18%.