Miscelánea

12 uvas para Nochevieja

Cien años alcanzan para construir una tradición. Ese es el tiempo que lleva la costumbre de las 12 uvas a medianoche. Justo en el vértice entre el viejo y el nuevo año 12 uvas, en busca de abundancia y prosperidad y varios deseos más que cada uno sabrá pedir al ritmo de las campanadas.

Algunas de estas costumbres, que respetamos con entusiasmo y a rajatabla, carecen de sentido en este lado del Atlántico. Y aunque poco importe, bien lo sabemos. Recordamos hasta el hartazgo la dificultad de combinar pan dulce, turrones y mucha fruta seca con una sensación térmica de casi 50 grados y sin embargo lo hacemos con entereza digna de mejores causas. No hay fiesta sin pan dulce.

Pero la tradición de las uvas, que supimos heredar de los españoles, es tal vez la más pertinente de todas. Es época de uvas comestibles en este lado del globo y la fruta entre tanta ingesta y temperaturas altas es una gran idea. La vid desde tiempos remotos simboliza la vida, lo nuevo, el comienzo… nada mejor para recibir el año.

Si bien no está lo suficientemente documentado, se cree que surgió como una costumbre de las clases altas francesas que ciertos madrileños de buen pasar supieron hacer suya a fines del 1800.

Otras voces encuentran el comienzo en las festividades de 1909 cuando un excedente en la cosecha de uvas de esa temporada llevó a los viticultores españoles a promover el consumo de uvas “para la buena suerte”. Esta ocurrencia se la adjudican los productores de tres regiones en España: Cataluña, Alicante y Murcia.

Pero cuando a la magia se le anteponen los datos, surgen contradicciones irreparables. Según el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Uva de mesa de Vinalopó (Alicante), con los recursos que había en esa época, llegar a finales de año con uva fresca era muy difícil, y mucho más remoto tener abundancia y excedente.

Es complejo saber a ciencia cierta cuál fue el origen, sin embargo se estima que en los años 20 ya podía tratarse de una costumbre, que se afianza en los años 40 con el retraso de la maduración de la uva de mesa mediante el uso de la técnica del embolsado de racimos. De alguna manera el hábito se impuso y se convirtió en fiesta popular. Hoy los españoles toman las uvas bajo el reloj de la Puerta del Sol al ritmo de las campanadas y la Televisión Española lo transmite para todo el país desde 1962.

Las uvas de nochevieja se toman en distintos países de Latinoamérica y en muchas de nuestras mesas se preserva esta costumbre en busca de la abundancia y la buena fortuna.