Hace unos días la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), presentó el informe “Estado de la Alimentación y la Agricultura 2019”, en el que queda manifiesto el fenómeno de la pérdida y desperdicio de alimentos en toda su complejidad: dónde se origina, qué consecuencias tiene para el medio ambiente, qué soluciones se pueden llevar a cabo para revertir esta tendencia, entre otros.
El informe
“Estado de la Alimentación y Agricultura 2019” hace foco, especialmente, en la
pérdida y desperdicio de alimentos dos conceptos que, aunque simple vista
parezcan sinónimos, tienen diversos significados en la cadena alimentaria. La pérdida
de alimentos se refiere a cualquier producto alimentario que deba ser
descartado entre su producción y llegada al mercado (por ejemplo, si los
cultivos sufrieron alguna enfermedad o plaga, mal procesamiento, almacenamiento,
empaquetado, etc). Pero, también se incluyen causas como la falta de
infraestructuras, mercados y situaciones relacionadas con las fluctuaciones del
mercado (como sucede cuando cosechas enteras son tiradas para mantener los
precios del mercado).
Por otro lado, el desperdicio de alimentos, se refiere al descarte o uso
alternativo no alimentario de productos que son nutritivos, seguros y aptos
para el consumo humano. En muchas ocasiones, productos frescos como frutas y
verduras son eliminados de la cadena de suministro en el proceso de
clasificación por no cumplir con los estándares de mercado en cuanto a tamaño,
color y forma.
Según los datos de la investigación, en su trayecto del campo al minorista se pierde un 14% de los productos alimenticios debido a factores como tiempo de cosecha inadecuado, condiciones climáticas adversas y problemas de comercialización de los productos recolectados, entre otros. Un almacenamiento inadecuado genera que los productos tengan una menor vida útil. En la etapa de logística, es fundamental contar con una estructura eficiente.
El documento apela a que los países aumenten sus esfuerzos en la lucha contra las causas que provocan la pérdida y desperdicio alimentario en cada uno de los eslabones de la cadena alimentaria, proporcionado información y orientación sobre políticas que pueden ser llevados a cabo; seguir con los consejos ayudaría a alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible del Hambre Cero para el año 2030 que, por el momento, parecería cada vez más difícil de alcanzar.