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Alimentos comestibles producidos a través de una impresora 3D?

Aunque suene a un argumento de película de ciencia ficción, las impresoras de alimentos en 3D son la última tendencia en el mercado alimentario. Continuamente están apareciendo nuevas empresas con mejoras para seguir revolucionando al mundo de la cocina.

Hace unos años, cuando se comenzó a desarrollar este tipo de tecnología, los resultados de las impresiones no fueron los mejores: los objetos impresos estaban hechos tan solo de pasta de azúcar y, a simple vista, no generaban deseos de ser consumidos. Gracias a la mejora de la FDM (modelado por deposición fundida) el proceso ha evolucionado considerablemente; siendo posible imprimir en 3D chocolates, dulces e incluso una comida completa.

Muchos creen que el inicio en la investigación de los alimentos impresos en 3D, comenzó en 2006 en la NASA. En 2013 en cooperación con BeeHex desarrollaron el “Programa Avanzado de Alimentos de la NASA” con el objetivo de mejorar la nutrición del equipo de astronautas en misiones largas logrando imprimir la primera pizza 3D.

La meta de la empresa Natural Machines, una de las empresas punteras, es poder transformar recetas digitales en platos comestibles. Foodini, así se llama su producto, funciona con un sistema de depósitos que permite elaborar platos combinando todo tipo de materias primas susceptibles de entrar, sencillamente, por el tamaño de la boquilla, como masas, azúcares, chocolate, carne picada e incluso, trozos sólidos de cereales o frutos secos. Aunque en 2014 se presentó el primer prototipo, fueron tales las mejoras que en la actualidad las nuevas versiones se utilizan tanto en restaurantes como en hospitales y caterings europeos. La mayoría de las impresoras funcionan como si fueran una manga pastelera: van añadiendo capas y capas de comida siguiendo una forma predeterminada por un programa. Para imprimir una pizza o una torta, hay que proveer a la máquina de la materia prima, programarla y esperar a que prepare el plato, proceso que puede tardar entre cinco o treinta minutos dependiendo de la receta y la dificultad.

A pesar de la constante evolución que supone esta tecnología, todas las empresas se ven frente a la misma limitación: pueden crear platos, pero no cocinarlos. Quien logre superar este obstáculo definitivamente ganará la carrera. Natural Machines ya está trabajando con prototipos que integran la impresión 3D con su cocción y esperan poder lanzarlo al mercado a mediados del 2020 buscando sustituir, eventualmente, al microondas.