Los primeros cafés de Buenos Aires aparecieron en tiempos del Virreinato de la Plata; en un primer momento fueron tabernas y luego fondas. Sin embargo, hacia comienzos del siglo XIX, los bares se habían convertido en verdaderas peñas patrióticas; en 1820 ya se registraban en la ciudad 17 cafés.
Las bebidas no alcohólicas que más se disfrutaban eran el café, la leche, el chocolate y el candial. El té no se bebía en fondas ni bares ya que era un producto que se adquiría en las boticas.
El Tortoni es el más antiguo de los que aún persisten en la actualidad; fundado en 1858, hasta la década de 1890 funciona en Rivadavia 832. En 1894 se muda a su domicilio oficial de Av. de Mayo 825. Figuras como Juan de Dios Filiberto y Alfonsina Storni participaron en sus tradicionales peñas.
Cuando el tango irrumpe en la historia porteña, muchos cafés se convierten en cafés musicales. Sin embargo, a mediados del siglo XIX, la popularidad de la milonga genera la aparición de «salones de bailes públicos», conocidos como «academias» que usaban a la danza como prólogo del libertinaje posterior. En algunos casos, existió una similitud entre el «café» y la «pulpería». De las pulperías saldrían, luego, los almacenes con despachos de bebidas.
Los cafés de la primera mitad del siglo XX eran más bien machistas, ya que era muy raro ver mujeres en bares y confiterías que no dependieran del «Salón para familias». Para ese entonces, el tango entra en escena en los barrios de clase media y algunas confiterías de lujo le abren sus puertas.
Recién hacia la década de 1960 las mujeres comienzan a frecuentar los cafés y se populariza el consumo del té en las tradicionales confiterías porteñas.
Los cafés literarios y estudiantiles, también surgen a comienzos del siglo XX, marcando la agenda cultural y política de la ciudad.
En la actualidad, la Ciudad de Buenos Aires cuenta con 86 bares notables, la mayoría de los cuales han sido reconocidos como «patrimonio cultural de la Ciudad de Buenos Aires» por su permanencia en el tiempo, por estar vinculados a la historia viva de su gente, por haber contribuido a hechos culturales e históricos relevantes, por su diseño arquitectónico conservado, etc.
La Ley 35 da la siguiente definición de Bar Notable:
Se considera «bar notable» a aquellos bares, billares o confiterías relacionados con hechos o actividades culturales de significación; aquellos cuya antigüedad, diseño arquitectónico o relevancia local, le otorgan un valor propio.