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Manual para festejar el día de los muertos

Aunque muchos pueblos latinoamericanos recuerdan a sus difuntos en estos días, en la Argentina salvo algunas excepciones es una tradición remota. En la provincia de Jujuy, en cambio, y en algunos otros pueblos del NOA el Día de los Fieles Difuntos, el 2 de noviembre, es un festejo fundamental. Arman sus altares, preparan el banquete, decoran las tumbas con flores de papel de múltiples colores, cocinan los platos preferidos del difunto y las bebidas que gustaba beber, porque ese día vuelve el alma de visita.

Con esta práctica ancestral de los pueblos originarios de la Puna esperan a las almas de todos sus muertos con las mismas ofrendas que alguna vez compartieron en vida. Por enseñanza cristiana encargan misa, encienden velas, rezan el Rosario y visitan las tumbas.  Flores, agua bendita, velas y junto a eso empanaditas de cayote, maicenas, merengues, pochoclos,  los“turcos” figuras humanas hechas de pan y pintadas con hollín de las ollas para que queden negras y también frutas, chicha de maíz y maní, vino y cerveza.

En México, donde la tradición del festejo del Día de los Muertos es ampliamente reconocida, la ceremonia tiene algunos puntos de semejanza con la nuestra. Altares recordando al difunto donde se mezcla el legado precolombino y la impronta cristiana. Ricardo Calderón Figueroa, Consejero de Asuntos Culturales de la Embajada de México en la Argentina  explica que “el altar del muertos es una tradición que tiene orígenes prehispánicos. En la cosmogonía de los pueblos originarios de México existía esta relación muy cercana con el inframundo, entre la vida y la muerte. A la llegada de los españoles se realiza un sincretismo entre la tradición prehispánica, que de alguna manera se adapta al rito católico. El festejo reviste ahora un aspecto religioso con un altar custodiado por figuras religiosas católicas, y ese resabio de más de 500 años de tradiciones”.

La embajada de México en la Argentina junto con el Museo de Arte Hispanoamericano Fernández Blanco realizan desde hace unos 15 años la Celebración Mexicana del Día de Muertos. Todos los años construyen el altar en homenaje a personalidades de ambas patrias. En esta ocasión estará dedicado a Carlos Fuentes y Carlos Loiseau Caloi y a Chavela Vargas y a Astor Piazzola. Al festejo se le agregan espectáculos musicales: folklore, tango y mariachi y el Concurso de Calaveritas, una costumbre mexicana donde quienes desean presentan coplas dedicadas a personajes públicos marcando rasgos positivos y negativos del mismo.

En México se lleva a cabo desde siempre esta celebración a nivel doméstico. En algún rincón, un nicho o una mesa, cada año se colocan los retratos de las personas que faltan y se les hacen ofrendas de alimentos y bebidas. “Lo típico es que los alimentos sean por ejemplo el tradicional mole mexicano que es una salsa muy especiada que tiene chiles molidos, ajíes, granos, cacahuate e incluso chocolate. Es una salsa muy pesada que acompaña carne o pollo. También se prepara dulce de calabaza, porque la calabaza en esta época en México se consigue muy buena”, describe Calderón Figueroa.

La Catrinas, esos esqueletos vestidos con gracia, con sus miradas sarcásticas le agregan colorido a estos altares. Aunque nacieron como una crítica social, cuando José Guadalupe Posadas el artista mexicano inventó estos esqueletos vestidos con ropas elegantes y vistosas. Buscaba objetar a las clases altas mexicanas que compraban sus prendas en París y paseaban por la calles de México con finísimos  sombreros y guantes. El tiempo quiso que se convirtieran en una figura clásica del Día de Muertos.

El Pan de Muertos, es otro clásico de esta festividad. La costumbre dicta ponerlo en las mesas y compartirlo luego con el resto de los deudos. Por su sabor es una especie de rosca de pascua sin la crema pastelera; por su forma son más parecidos a un bollo redondo. “No es muy elaborado, se realiza con levadura y harina de trigo y se decora con huesos y lágrimas hechas con la misma masa. Un tributo y recordatorio de la muerte pero a la vez tiene ese lado de festejo porque es un pan dulce y muy rico. La gente lo consume muchísimo y lo toma con chocolate”, explica el titular de Asuntos Culturales de la Embajada de México.  Y agrega “gentilmente Bimbo, que es una empresa mexicana, nos prepara cada año el Pan de Muertos que obsequiamos el dos a todos los asistentes al Museo”.

Una fiesta en la que se recuerda con dolor, pero donde hay comida y bebida. Una fiesta para celebrar la vida pero recordando la muerte. Una fiesta de tanto reconocimiento y peso que en 2003 se la declaró Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO

Actividades

Museo Isaac Fernández Blanco, Viernes 2 de noviembre de 18.30 a 22 hs. Sede Palacio Noel, Suipacha 1422, Buenos Aires. Tel 4327-0228 mift_prensa@buenosaires.gob.ar

María Félix Restaurante invita a visitar la Ofrenda del Día de Muertos en un altar montado por la artesana mexicana Isabel García que además expondrá sus trabajos, y donde además se podrá disfrutar del Pan de Muertos.1 y 2 de Noviembre. Tel 4775-0380, Guatemala 5200.

 

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