El Movimiento Argentino para la Producción Orgánica (MAPO) sale a conquistar el mercado local. El objetivo: capturar a ese nuevo consumidor esmerado y atento a la hora de seleccionar lo que lleva a su mesa y a su boca. Así lo hizo saber en un desayuno en el que reunió a varios de su productores y asociados y en el que dieron cuenta del trabajo realizado por la producción orgánica certificada en nuestro país.
Los socios MAPO, productores y consumidores, fueron protagonistas activos de la presentación. Tal fue el caso de la gente de Tallo Verde, que, power point sobre su huerta en Open Door mediante, dieron cátedra sobre cultivo sustentable. También estuvo la gente de Vinecol con sus distintos vinos de uvas orgánicas, los representantes de Schatzi (productores de azúcar de caña, de semillas de lino girasol y sésamo y de arroz, entre otros), los de Heredia Infusiones (té e infusiones), Hausbrot con su variedad de panificados y Soyana (productos con soja). Con un abundante desayuno se mostró la completa gama de productos que ofrece esta canasta orgánica: desde jugos y frutas hasta infusiones, panes, quesos, cereales, granolas, leche, mermeladas y frutos secos.
La industria de lo orgánico (o sustentable, o ecológico o biológico), que hasta el momento supo seducir a los mercados internacionales con una legislación exhaustiva y de reconocimiento internacional, busca ser profeta en su tierra capturando la atención de quienes se vuelcan al consumo responsable. En la presentación el presidente del MAPO, el Ingeniero Pedro Landa se ocupó de remarcar la importancia de la certificación en este tipo de producción “que no sólo protege al consumidor sino también al productor”.
Este nuevo consumidor que se lo conoce en el mundo como LOHAS (Lifestyles of Heallth and Sustainability/ Estilo de vida sano y sostenible) apunta a lo ecológico y saludable y no sólo en lo que respecta a la alimentación sino también a los vehículos y a la indumentaria que utiliza. “El consumo en todas partes comienza por una búsqueda de productos saludables y luego se llega al conocimiento profundo de lo orgánico”, explica el Ingeniero Landa para intentar definir ese público de aparición incipiente en nuestro país.
El desafío que enfrentan no sólo implica seducir a éstos ávidos compradores, sino convencerlos además de la necesidad de comprar un producto certificado: “sólo así tienen la garantía de comprar algo proveniente del desarrollo sustentable”, aseguran los socios del MAPO. Para sostener esta argumentación se apoyan en todos los controles que implica la certificación a la que se someten estos productos. Se controla desde la procedencia de los plantines hasta los métodos de cultivo que garantizan la inexistencia de agroquímicos, el no uso de semillas transgénicas y cuanto fantasma torture a un consumidor responsable. En zonas rurales es fácil conocer al productor y su método de trabajo, en las grandes ciudades uno debe confiar en los sistemas de control. Estos sistemas en materia de orgánicos pasaron las pruebas más exigentes de los mercados internacionales.
Con presencia en exposiciones y ferias pretenden lograr la visibilidad necesaria como para llegar a estos interesados. Así se mostrarán en Caminos y Sabores que va del 6 a 9 de Julio, participarán del próximo Buenos Aires Market el 21 y 22 de Julio y realizarán en agosto una exposición en el Centro Metropolitano de Diseño donde serán los únicos protagonistas.
Info: www.mapo.org.ar / www.guiaorganicaargentina.org